Todo comenzó en las Fiestas de la Calle San Sebastián de 2010 cuando Mariel le pidió una foto a un trombonista llamado Rody porque, según él “le encantó mi sonrisa, obvio”… lo demás es historia.
Aquí la evidencia:
Tuve el privilegio de ser testigo de la boda de un gran amigo, compañero de hospedaje, de aventuras, etc… y encargado de la fotografía de este momento único.